martes, 15 de noviembre de 2011

... Tras mil caidas y un millar de tropiezos...

A veces se fustran los sueños
por los que tanto luchaste
y te pierdes en pensamientos
que cual en el infierno, arden.

A veces tropiezas en mínimas piedras
por querer caminar mirando hacia el cielo,
no obstante, no dejas de sonreir mientras
te sacudes el polvo tras el sufrimiento.

Motivado por superar lo imposible
caminas a ras del minúsculo tiempo
que se deshace en segundos múltiples,
que mientras te acercas van huyendo.

Y así quizas por un momento
o tal vez hasta el infinito,
pero no desistes en esos intentos
(caprichosos) por sonreir al viento.

Tras mil caidas y un millar de tropiezos
sacaste dos mil miradas y dos millares de sonrisas,
tras creerte perdida, mi alma, en el mismo infierno
resurgiste, cual fénix, de sus cenizas.

Hombre empeñado en jugar con muñecos
cuando su alma siendo chapa, se cree hierro
y se enfrenta a esos sufrimientos, sin miedo
aunque perezca quizás en el primer intento.

Niño inconsciente del peligro que abarca
ir contra todo lo que está impuesto
y que cuando cae, solo sonríe al cielo
pensando "seré yo quien te enseñe dos palabras".

Ahora niño y hombre, partes del mismo ser,
sonrien en mi interior al comprobar lo que son;
un hombre que jamás perderá su fé
por conseguir mañana lo que de niño, no consiguió.

1 comentarios:

Utopía - Ana Calatayud L. dijo...

o.O! Impresionante entrada y una conclusión que me ha dejado con la boca abierta: "un hombre que jamás perderá su fé por conseguir mañana lo que de niño, no consiguió" Me encanta!! Tomaré ejemplo ;) Bss