Binomio

-Sigues empeñado como siempre
en apartarme de tu lado
y lo que al parecer no comprendes
es que formo parte de tu vida, insensato.

Pareces un crio inmaduro
que se niega a ver la realidad,
vamos, caminemos juntos
yo te enseñaré a no lloriquear.

(Al otro lado de la paticoja mesa
junto con la tenue luz de la luna
otra incauta y joven figura presa
quizás de lo que pareciese ser locura).

- Crio... Gracias por recordarme
que no me convertí en ese asesino,
¿incauto?¿por querer ser yo mismo?
¡márchate, siempre lo haré a mi manera!

Es cierto que sonrío por felicidad ajena
y que asfalto peligrosos caminos
que quizás no me incumba la mayoría de problemas
y que por ello mismo me siento vivo.

No te equivoques, no lloriqueo,
pero tampoco agacho mi cabeza y asiento
si el sentido común dicta no ser correcto
los acontecimientos que veo.

- Y esa es la raiz de tu infelicidad
las preocupaciones que te tráen los demás,
ocúpate primero de intentar
los problemas de tu vida poder solucionar.

- ¿Problemas? no queda ninguno por solucionar
más que la molestia de tu presencia en este lugar,
desvanécete y no vuelvas para molestar
que prefiero antes que tu arrogancia, mi malestar.

(Tras ello la luz de la luna ya se marchó
y de nuevo en ese lugar, la figura sola quedó
pues sin luz no hay reflejo alguno
en ese sucio espejo que reflejaba ese ser oscuro.

El muchacho se levantó alzando su puño
y sin vacilar, contra ese cristal lo estrelló:
-No quiero pesadillas ni reflejos oscuros
pues decidí vivir por los sueños- pensó)

Tweet